Emoción y creatividad: la inteligencia generadora de buenos pensamientos y sus efectos sobre la creatividad
El término de afectividad o afecto se utiliza frecuentemente para subsumir ambos términos, emoción y estados de ánimo.
En lo que refiere a los sentimientos, se suele diferenciar entre aquellos que son originados por emociones –sentimientos de emociones universales básicas y sentimientos de emociones universales sutiles– de los sentimientos que no lo son –sentimientos de fondo.
Por su parte, la creatividad tiene que ver con la capacidad para generar ideas y/o productos originales, resolver problemas y pensar la realidad de una manera poco convencional. Cuando se habla de creatividad se tiende a diferenciar entre la persona creativa, el producto creativo y el proceso creativo. En relación al proceso creativo, se han identificado cuatro habilidades: fluidez, flexibilidad, originalidad y elaboración.
- La fluidez:
Está asociada a la capacidad de dar muchas respuestas en un área de información específica y en un tiempo determinado.
- La flexibilidad:
Es la posibilidad de pensar de una manera distinta a la habitual, salirse de los patrones habituales de pensamiento.
- La originalidad:
Se relaciona con lo novedoso y lo único, aquello de ocurrencia poco frecuente.
- La elaboración: tiene que ver con la habilidad para agregar detalles que enriquezcan sustancialmente la calidad de una idea.
¿Qué relación existe entre el afecto positivo y la resolución creativa de problemas?

Las investigaciones realizadas, y las ideas centrales que se desprende de este conjunto de estudios que apoyan la posición general señalan que, el afecto positivo, tiende a estar asociado a una mayor cantidad de interconexiones en la memoria y, por tanto, a un material más rico, que el que se presenta al manifestar otras emociones.
Además, indican que el afecto positivo facilita la activación de múltiples ideas simultáneamente; de ahí que aumente la probabilidad de realizar asociaciones novedosas. Otra idea en la que se apoya la posición general sostiene que el estado de ánimo afecta la predisposición que tienen las personas al realizar una tarea, y esto a su vez influye sobre el procesamiento de la información.
Así, los individuos con un estado de ánimo positivo tienden a sentirse más seguros de sí mismos al afrontar una tarea y la perciben como más sencilla. Esta atribución promueve un estilo de procesamiento de la información más flexible, exploratorio y arriesgado.
Por su parte, otros investigadores, agregan que la afectividad positiva se relaciona con el optimismo, la auto-confianza, la autoeficacia, con un mejor funcionamiento del sistema inmune, con la conducta prosocial, con el afrontamiento eficaz, y con la originalidad y flexibilidad.
En esta misma dirección, otros estudios sugieren que un estado hipomaníaco moderado puede conducir a una alta fluidez de ideas, mayor velocidad de procesamiento, mayor capacidad de pensamiento combinatorio y un procesamiento laxo de la información, lo que permite incluir ideas irrelevantes en el pensamiento y lograr mayor.
Investigadores, después de realizar una revisión sistemática de la bibliografía, señalan que la educación emocional y la promoción de emociones positivas en la escuela, mejoran el reconocimiento y la comprensión de las emociones, la comprensión de problemas sociales, la capacidad de generar soluciones alternativas a los problemas, la flexibilidad cognitiva y el rendimiento académico entre otros aspectos.
Sintetizando, un amplio número de revisiones bibliográficas, estudios correlacionales y experimentales que utilizan diferentes métodos de inducción de afecto (e.j. obsequio, exposición a un clip o corto, lectura de un relato gracioso o resolver de manera exitosa una tarea dada), así como diferentes medidas de flexibilidad cognitiva, han evidenciado que el afecto positivo promueve la habilidad de las personas para generar distintas perspectivas y alternativas ante una situación dada, favoreciendo la creatividad. Estos efectos han sido evidenciados en contextos educacionales, laborales, organizacionales, en situaciones de negociaciones, en tareas de diagnósticos.

Los autores que pertenecen a la posición calificada argumentan que las emociones pueden tener diferentes efectos según sea el contexto en el que estén operando. Además, los investigadores de este grupo sostienen que la afectividad positiva puede favorecer un procesamiento de la información más superficial y relajado, además de caracterizarse por exigencias más bajas a la hora de evaluar la solución hallada al problema.
Varios autores encontraron que el afecto positivo facilitaba la transferencia analógica en problemas imprecisos pero perjudicaba el rendimiento cuando la tarea es clara.
El afecto positivo puede influir sobre la fluidez, pero ello no implica necesariamente mayor creatividad.
Otros autores también apuntan en esta misma dirección, indicando que el afecto positivo se asocia con la fluidez y la flexibilidad pero no la originalidad y la elaboración.
Otras investigaciones han señalado que la afectividad positiva promueve la fluidez de ideas pero perjudica la flexibilidad atencional en tareas ejecutivas. También reportaron, que las emociones positivas se asocian a una mayor fluidez verbal, mientras que las negativas se vinculan a una mayor fluidez gráfica, constatando una vez más la dificultad para analizar e interpretar los resultados hallados.
¿Qué conexión existe entre las emociones negativas y la creatividad?
La mayoría de los estudios referidos a la influencia de las emociones negativas sobre la creatividad son más recientes y, en comparación con las investigaciones realizadas en torno a la afectividad positiva, son aun menores en su cantidad.
A ello se le suma que el efecto de las emociones negativas sobre la cognición es mucho más complejo y difícil de predecir que el de las emociones positivas.
Algunos estudios señalan que las emociones negativas pueden favorecer determinadas tareas creativas al promover un pensamiento más crítico, analítico y un procesamiento de la información más detallado.
De entre todas las investigaciones realizadas, en la actualidad y por el tema que nos ocupa, me gustaría hacer mención a la relación existente entre el enfado y el pensamiento creativo y analítico.
En un trabajo se hallaron que, después de haber escuchado una conversación con alto contenido de enfado, el pensamiento complejo y la resolución creativa de problemas de los participantes disminuía. Sin embargo, se facilitaba la resolución de problemas analíticos simples.
En un segundo experimento, se constató que presenciar situaciones de enojo induce estados de ansiedad y temor ante los cuales se activa el foco regulador.
Al activarse el foco regulador evitativo se restringe el pensamiento complejo, se acota el repertorio de acciones, disminuye la capacidad para tolerar niveles altos de ambigüedad y se perjudica la integración de la información – todas características vinculadas a la creatividad.
En un tercer experimento se encuentran evidencias que apoyan la idea de que el enojo no siempre es perjudicial para la creatividad. En este sentido, cuando el enojo es expresado indirectamente a través del sarcasmo, sus efectos sobre el rendimiento de los oyentes son diferentes.
Según los autores, esto explica porque el foco evitativo se activa en menor medida. Aparentemente, la coexistencia de información incongruente en el sarcasmo promueve el pensamiento complejo y la flexibilidad cognitiva y atenúa los efectos perjudiciales del enojo.
Otros estudios que incluyen el enojo han encontrado que promueve respuestas más creativas que otras emociones negativas tales como la tristeza o los estados neutros. Sin embargo, también se informa que este mejor desempeño se registra únicamente al inicio de la tarea y que, en el transcurso, el rendimiento decae. Según este autor, esto se debe a que el enojo pone en alerta y activa al organismo al comenzar la actividad pero dicho esfuerzo inicial facilita, simultáneamente, que los individuos se sientan fatigados más rápidamente.